Ficha de Alice

Terremotita Dom Sep 27, 2009 2:24 pm

Nombre habbo:
-Terremotita-

Nombre del personaje:
Eligió el nombre de Alice

Edad del Personaje:
11 años

Nacionalidad del personaje:
Rusa

Descripción psicológica o mental del personaje:
Muchos dicen que estoy loca, pero yo creo que no. Marcus tampoco lo está y es como yo, quizás un poco más en ciertas ocasiones. Adooro destripar y maltratar a todo tipo de personas. Es taaan gratificante ver sus dulces caras de sufrimiento, y oír esos cantos de dolor… Para mí no existe nadie más que Marcus, los demás solo son juguetes de usar y tirar…

Descripción física del personaje:
Pues… soy igual que Marcus! Tengo el pelo blanco, y los ojos violeta grisáceos. Soy delgada y algo altita, aun sin curvas. Tengo los rasgos levemente más finos que mi hermano, aunque no se nota. Llevo el mismo corte de pelo que él, para poder hacernos pasar el uno por el otro si nos aburrimos. Aunque sucede poco. Llevo una peluca del mismo color de mi pelo, aunque esta me lo deja por la espalda.
Solemos vestir con un mismo estilo de ropa, siempre negra.
No tengo mucha fuerza, solo la suficiente para levantar mi guadaña y poder segar miembros de un tajo certero. Aun así, soy rápida y ágil. Puntería, no tengo, aunque podría apañármelas de cerca. El retroceso me pierde, duele… ¡no me gustan las armas de fuego!

Historia del personaje:
Sonrío. Lo primero que viene a mi mente si pienso en mi pasado es… Sangre.
El suelo no estaba a mucha altura. Como mucho tendría unos… ¿cinco años?
Llevaba en mis manos un cuchillo y estaba empapada en sangre. Había hecho lo que me ordenó papi. Miré los focos que me rodeaba y las cámaras, sonreí, y volví a introducir el cuchillo en el interior del abdomen del hombre, desnudo y sangrante en el suelo. Gritaba y gritaba, pero no podía moverse. Estaba atado con correas. Alcé la cara y miré el pelo blanco y brillante de mi hermanito, su cara salpicada de sangre y sus ojos violetas. Hermano… Él iba rasgando la piel del hombre, de la cara, con una lija con tranquilidad. El hombre ha dejado de moverse. Deslicé el cuchillo con esfuerzo por su barriguita, e hice más barbaridades con el cuchillo. Oh, Papi dijo que le sacase algo de dentro. Metí mis pálidas manos en el interior, embadurnándomelas de sangre, y agarré algo caliente y viscoso. Corté lo que lo sujetaba aun al cuerpo y lo levanté en mi mano, salpicándonos más aun de sangre. Me reí suavemente cuando oímos el típico ‘’corten’’ y me levanté soltando el órgano que arranqué, tendiéndole la mano a mi hermanito.

Nuestro padre, ansiando más dinero, nos usaba como protagonistas en películas Snuff, matando a gente siendo apenas unos niños. Y cuando llegábamos a casa, la violencia continuaba, gritos y golpes, y llantos. Recuerdo a mi madre, ella trataba de disuadirle de que nos dejase, que no nos lo merecíamos, y siempre terminaba inconsciente y sangrando en el suelo.
De vez en cuando, se llevaba a mi hermanito de los pelos, a veces a golpes y me encerraba a mi sola en una habitación fría y oscura. La misma de siempre, pero si no está él, me da miedo. De lejos oía gritos, y no entendía que hacía. Y siempre terminaba nuestro ‘’padre’’ devolviéndolo al cuarto, normalmente hecho una bolita… Y yo me escondía debajo de la cama, asustada porque sabía que luego me llegaba a mí el turno.
Quería que nos dejase solos para poder ayudarle, pero me arrastraba y pasaba lo que me parecían horas y horas de sufrimiento, gritos y golpes. No podía quejarme ni atacar aunque quisiese. Aunque arañase mi cuerpo y lo apretase entre sus manos. No podía.

Cuando volvía al cuarto oscuro, Marcus siempre estaba esperándome, con los brazos abiertos. Nunca pude ayudarle yo… creo. Me abrazaba a él y pasábamos así la noche y el dia, hasta que nos volvían a necesitar, abrazados. A veces bromeábamos sobre los que habíamos matado en las películas, sin ningún tipo de sensibilidad ya.

La siguiente vez que volvimos a la luz, nos volvieron a arreglar, como siempre, agua, ropa bonita… que tendríamos que empapar en sangre. Llegamos al gran sótano empedrado lleno de sangre y utensilios de tortura que aun no podíamos usar pues no teníamos tanta fuerza. Y colgada de una cadena del techo, bocabajo, estaba Mami.

Abrieron un baúl a su lado, con las armas que debíamos usar. Crucé una mirada con Marcus, y simplemente accedí, acercándome a un arma de dos cuchillas y un palo. Uh… pesaba, pero era divertida de usar. Creía que se llamaban guadañas. Aunque esa estaba hecha a mi tamaño.
Yo fui la primera en atacar una vez lo ordenaron. Alcé el arma y la bajé contra el muslo de mi madre, tambaleándome mucho pues pesaba. Me dolía de forma ajena lo que estaba haciendo. Ella gritaba nuestros nombres entre llantos y salpicaduras de sangre. Se sacudía y retorcía, dando más tirones de los ganchos que la sujetaban como un animal en una carnicería, atravesándole los tobillos.

Oíamos de lejos las risas sádicas de nuestro padre, chillando casi tanto como ella, disfrutando de su sufrimiento. Una vez estuvo bañada en sangre, sin importarle las cámaras salió al ‘’escenario’’ y de un golpe con el dorso de la mano en la mejilla, me lanzó atrás arrebatándome el arma y haciéndome caer en el suelo bruscamente. La besó con gesto muy frio, y la degolló, bañándose en ese liquido rojo que salía casi a chorro del cuello. Aun se podían percibir los gorgojos de su garganta sesgada, luchando por seguir viva en vano.

Esa vez fue mucho más horrible. Nos agarró de los pelos, arrastrándonos hasta el cuarto oscuro. Esta vez solo le suelta a él, cerrando la puerta de golpe y corriendo los candados y las cadenas que nunca había llegado a ver. Me llevó hasta el cuarto de siempre, y me preparé para la sesión de dolor como tantas veces hacia después de las películas, o por simple aburrimiento. Esta vez fue diferente. Me arrancó la ropa de tirones salvajes, como a los de las películas… Me temí lo peor, que sería yo esta vez la víctima y no podría volver a ver a Marcus. Pero no, no fue eso. De todas las palizas que había recibido, el dolor era el más agudo, el que más me hizo chillar y llorar, la más horrible de todas mis pesadillas con apenas seis añitos. Sentí como si me partiesen en dos, y mi cuerpo estaba paralizado, no podía moverme. Pronto, dejé de gritar. No me moví, y casi ni me enteré cuando me cogió de un brazo y me llevo hasta nuestra pequeña cárcel, quizás en busca de Marcus…

Me arrojó ahí, desnuda y dolorida, con la mirada perdida en busca de él, y perdí el conocimiento… Mi último pensamiento fue que debía despertar pronto, para ser yo quien le recibiese con los brazos abiertos.

Oí de lejos, alaridos y golpes… Ese alarido parece de nuestro padre… Marcus... no te arriesgues. Los golpes persisten, y no pude escuchar tantos gritos como debería…
Se estaba conteniendo. Luché por despertar, y lo hice, justo cuando la puerta se abrió y le lanzó al interior, empapado en sangre y vomito, lleno de heridas, cortes y golpes.
Se me partió el corazón. Maldito ser, hacerle eso a Marcus… No saldrá con vida… Le cogí como pude, dejándole al lado de donde dormíamos, y ahí aun estaba el balde con agua y las toallas que usaron para bañarnos antes de la grabación.

Me deshice de los jirones que cubrían su cuerpo, descubriendo el cuerpo magullado, lleno de heridas de lo que parece ser su hacha… Maldito bastardo. Mojando una de las toallas, limpié todas sus heridas, toda la sangre que no paraba de manar de su pálida piel. Ignoré mi propio dolor, curándole las heridas con cariño y esmero, acariciando su mejilla con delicadeza. Rasgué uno de mis vestidos, usando las tiras como vendas para impedir que siga sangrando, y después, le metí en la especie de cama que compartíamos, abrazándole contra mí, sin parar de acariciarle en la oscuridad, como siempre…

Pasaron días sin que la puerta no se abriese, solamente nos pasaban comida por la trampilla de la puerta.
Al tercer dia, susurré a Marcus un plan a trazar, cuando al menos podía mover sus brazos. Le ayudé a tenderse en el lugar donde le tiró Padre, rodeado de sangre justo cuando oíamos sus pasos resonar por el pasillo. Me oculté detrás de la puerta guadaña en mano, y él, con el hacha en su espalda, inmóvil.
La puerta se abrió, y entró el cruel y frio hombre.

- Vaya… ¿se ha muerto uno de los juguetitos...? Podría servir para una película el cadáver…- dijo mientras se agachaba, para cogerle en brazos. Sonreí ampliamente, atacando yo con la guadaña a su espalda, a la vez que Marcus. Le clava el hacha en el estomago, y le tira hacia atrás, apartándome yo con perfecta sincronización.
Me reí, feliz, y poniéndome en pié en el pecho del hombre adolorido, descendí la guadaña con todas mis fuerzas directa a su entrepierna, segándole el miembro y los testículos, salpicándolo todo de sangre hacia un lado. Me bajé del cadáver, cediéndole el turno.

Observé entretenida como Marcus alzó el hacha y las piernas fueron separadas del cuerpo sin ningún tipo de piedad y reí con más ganas, uniéndose estas a las de Hermano, alocadas, y a los chillidos a pleno pulmón de Padre. Observé como su hacha se hundía más y mas en la carne, llegando hasta el hueso y partiendo este.
Me estremecí al sentir cada salpicadura de sangre, contenta de pasármelo taaan bien. Finalmente, le cortó la cabeza del cuerpo también, del mismo modo, quizás algo más violento pringándonos a ambos. Lanzó su arma hacia un lado. El hacha, al girar en el aire salpica todo el cuarto, clavándose finalmente en la pared. Recibí un cariñoso beso en mis labios, de Marcus, y sonreí todavía más, feliz. Vaya, quizás cortó la cabeza demasiado rápido, ahora ya no le oiremos gritar mas…

Intercambié con Marcus una mirada traviesa, y alcé la guadaña, clavándola en la caja torácica oyendo el suave quebrar de las costillas. Apoyando las piernas en ambos costados tiré hacia mí, abriéndole en canal a lo bestia, y retrocedí, con una risa floja todavía.

Terminamos de jugar con el cadáver una vez quedó irreconocible, y me cogió de la mano, mientras decía.
- Vámonos de aquí hermana, esto me ha dejado con sed de sangre. Quiero matar más. – Sonreí y me levanté, apretando su mano con cariño. Acudí a una pequeña maletita de debajo de la cama y metí la ropa que teníamos, y todas las cosas que nos pudiesen hacer falta, incluyendo dinero de la ropa de aquel cadáver. Me la colgué a la espalda, y agarrándome a su mano de nuevo, salimos corriendo de aquel lugar, quedando deslumbrados por la luz del sol, casi la primera vez que la veíamos…

Propiedades del Personaje:
Marcus es una propiedad? O__o?

Armas:
Aquella guadaña con la que maté a mi madre y a mi padre… >w< Aunque como he crecido, Marcus me ha ayudado a cambiarle el palo y tal para que sea de mi tamaño. Las cuchillas siguen siendo largas y pesadas, pero puedo con ellas.

Ocupación:
Pues… me dedico a vivir con mi hermano…

Vicios:
Reir y reir junto a Marcus segando personas!

Banda/Pandilla/Organización o Familia a la que perteneces:
Yo formo parte de una pandilla…?

Rango o ocupación en el grupo:
Qué...? o//o

Objetivos:
Divertirme mucho con Marcus haciendo gritar a las personas!! >w<

Dinero:
50